Espero ansiosa ese momento tan íntimo. El momento en que mis suaves dedos pueden acariciar aquellas cuerdas atractivas y elegantes que me invitan a poder soñar con una brisa auténtica y una armonía que llega hasta lo mas profundo de mi ser. Adoro el momento en el que puedo sorprenderme por la facilidad de cerrar los ojos, y abandonar mi puesto de "persona difícil y complicada" teniendo así el permiso de adentrarme en el bello sonido de la voz, de aquella simple caja de madera con forma de cuerpo de mujer. No pensé que fuera tan feliz tocando un dichoso instrumento. Pero por fin, poco a poco voy cogiendo piecita por piecita de cada cosa, lugar o persona, y ahora es cuando comienzo a armar mi puzzle que hace años se rompió sin quererlo.
También hay momentos, en los que no se pueden describir tanto como el anterior. Hay algunos sentimientos que no son ni dignos de palabras, sino de silencios musicales, para percibir.
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