domingo, 19 de diciembre de 2010

Mira la vida, mira las flores que nos regala, aunque algunas las arranque con dolor.

Una falda con medias muy finas, una blusa blanca sin ningún manchón apenas, no llevo abrigo, pero llevo unos tacones de más o menos siete centímetros. Y sí, no me caigo, no sé como hago para estar en pie, rodeada de un arnés en una montaña. Esto es una cuesta, pero yo puedo con ella. Si hace falta, compro unas botas de montaña, me compro lo que haga falta, pero ya estoy aquí, y yo de esta cuerda no me suelto. La fortalezco con mis sonrisas. Es semejante a cuando te dicen de pequeño que si piensas en algo alegre puedes volar. Este camino es duro, y aunque a veces he tenido baches en la montaña, aquí sigo, firme y con mis tacones plateados. No me voy a manchar. Porque yo soy fuerte, y puedo hacer mucho más que no mancharme. A veces miro hacia arriba. El pico lo veo altísimo, pero puedo echar otra sonrisa más porque lo estoy consiguiendo. Eso me ayuda a ganar otro hilo más en mi cuerda, y confianza en mí misma. Estoy sorprendida, estoy escalando. No me gustan las montañas, al menos no para escalar. Pero si para dar un respiro a mi vida desde mis pulmones, y pensar en lo orgullosa que estoy de seguir viva, y sentir el corazón latir. Mi corazón no tiene marca pasos, pero si él es mi marca pasos en la vida. Hoy me levanto con el pie derecho. Hoy, y lo intentaré hacer siempre. Más vale perder y haberlo intentado, que no perder y no haber hecho nada. Gracias a todos los que me rodean. Gracias a todos los que me ayudan.

En especial, a una persona que me hace abrir los ojos, a pesar de tantas legañas que tengo, que ni apenas me deja mirar. Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario