Se tiene la manía de decir siempre "nunca esperes nada de nadie", ¿pero porque en vez de no esperar nada de la gente, nos ocupamos de dar esas cosas buenas a todo el mundo? Todos podríamos dar y recibir por igual, sin hacer ningún daño a nadie. Sobre las personas en general no he tenido mucho que escribir apenas, pues no merecía la pena, o bien no hacía ni falta. Todos llegamos a un punto en el camino de la vida en el que sabemos perfectamente que la palabra "amistad" no existe, y nunca va a existir como se ha descrito siempre, o como pone en el diccionario con exactitud. Alguna vez, cada una de las personas, si es que se puede llamar así y no jauría de perros, vamos a tener siempre a otra persona a nuestra derecha que nos va a ayudar a tomar decisiones, o nos va a consejar tal y como queremos que lo hagan. "Nunca tiene que saber tu mano izquierda, lo que hace tu mano derecha". Es un refrán que mi madre repetía una y otra vez en casa, y lo he estado escuchando desde que era bien pequeña. Con el tiempo se va aprendiendo, a que estar solo y sin amigos, no se define como persona marginada, que es como muchos opinan. Pues es mejor estar solo que mal acompañado. Y personalmente, a cada persona que veo sola, me da la facilidad de pensar que tipo de gente hay en el mundo. Porque hasta yo misma me llego a sentir culpable de ver a alguien solo, por muy poco conocido que sea. Ya nunca van a quedar amistades como las de antes, por eso pienso que hay que estar tan preparado como si fueras a hacer paracaidismo. Odio a las personas, y es una lastima que te den de lado por todo tipo de problemas.
Este texto me gustaría dedicarlo más bien a esa gente solitaria. Decir que hasta el más callado, más honrado y más agradable, quizá es el que el día de mañana tirará más mierda por encima.
¿Si quieres un amigo, porque no empiezas tú a comportarte como tal?

No hay comentarios:
Publicar un comentario