viernes, 26 de agosto de 2011

Estar solo y sin amigos, no se define como persona marginada.

Se tiene la manía de decir siempre "nunca esperes nada de nadie", ¿pero porque en vez de no esperar nada de la gente, nos ocupamos de dar esas cosas buenas a todo el mundo? Todos podríamos dar y recibir por igual, sin hacer ningún daño a nadie. Sobre las personas en general no he tenido mucho que escribir apenas, pues no merecía la pena, o bien no hacía ni falta. Todos llegamos a un punto en el camino de la vida en el que sabemos perfectamente que la palabra "amistad" no existe, y nunca va a existir como se ha descrito siempre, o como pone en el diccionario con exactitud. Alguna vez, cada una de las personas, si es que se puede llamar así y no jauría de perros, vamos a tener siempre a otra persona a nuestra derecha que nos va a ayudar a tomar decisiones, o nos va a consejar tal y como queremos que lo hagan. "Nunca tiene que saber tu mano izquierda, lo que hace tu mano derecha". Es un refrán que mi madre repetía una y otra vez en casa, y lo he estado escuchando desde que era bien pequeña. Con el tiempo se va aprendiendo, a que estar solo y sin amigos, no se define como persona marginada, que es como muchos opinan. Pues es mejor estar solo que mal acompañado. Y personalmente, a cada persona que veo sola, me da la facilidad de pensar que tipo de gente hay en el mundo. Porque hasta yo misma me llego a sentir culpable de ver a alguien solo, por muy poco conocido que sea. Ya nunca van a quedar amistades como las de antes, por eso pienso que hay que estar tan preparado como si fueras a hacer paracaidismo. Odio a las personas, y es una lastima que te den de lado por todo tipo de problemas.
Este texto me gustaría dedicarlo más bien a esa gente solitaria. Decir que hasta el más callado, más honrado y más agradable, quizá es el que el día de mañana tirará más mierda por encima.

¿Si quieres un amigo, porque no empiezas tú a comportarte como tal?

No hay comentarios:

Publicar un comentario